Empezamos el curso soltando la mente que tiene ansiedad, que es sobre activa, la mente pensante, y luego asentamos profundamente la consciencia (presencia mental) en el cuerpo. Esta es la base de todas las demás prácticas porque nos lleva al punto de partida esencial –estar totalmente en el cuerpo con todos sus sentimientos y sensaciones. Esta práctica nos ayuda a abrir y a relajar nuestra rigidez y nos permite sentir más nuestra corporeidad. 

Relájate en una postura sentada que sea cómoda, en un cojín o una silla. Levanta tus brazos hasta la altura de los hombros y deja que tus manos caigan súbitamente sobre tu regazo mientras exhalas con fuerza. Deja que tus  manos golpeen tus piernas lo suficiente para provocar una pequeña sacudida, pero no tanto como para hacerte daño. Suelta la mente que piensa y asiéntate en el cuerpo. Descansa en la consciencia (presencia mental), de forma simple, sin hacer nada. Permite que los sentimientos y las sensaciones surjan y cesen de forma natural. Repite esta práctica hasta que sea fácil y efectiva. 

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